lunes, 27 de abril de 2009

La ultima batalla del Artista

"Hijo de Puta", "La Concha de tu hermana"...Lo había ensayado toda la semana, eran sus únicas armas, ese par de insultos en un idioma poco familiar para él que jamás había vivido en tierras lejanas, porque su trabajo no alcanzaba para cruzar fronteras, era más bien un oficio de cabotaje, otra explicación, otro ejemplo, de por qué eran esas dos puteadas sus únicos instrumentos para detener a la bestia, la piedra de David para bajar a Goliath. Estaba asustado, sabía que el artista no se iba a guardar nada, sabía que los injustos lo habían despertado unos días antes, dándolo por muerto en medio de la guerra.
Comenzó la ultima batalla, "H de P", "La C de tu H", recordaba el peón mientras veía como el monstruo arrazaba con sus compañeros, dando una estocada de muerte al corazón de su ejercito. Las pinceladas se llevaban todo lo que estaba en frente, el artista se mostraba en todo su esplendor, dejando una estela de belleza y muerte a su paso..."H de P", "La C de tu H" repetía tembloroso el precario soldado.
El momento crucial llegó sin avisar, y casi toma al pobre peón por sorpresa, su némesis estaba a un par de pasos de distancia...Era la hora de la verdad, el Apocalypsis , la muerte y el renacimiento, solo faltaba saber quién seria el protagonista. Decidido el Titán galo a tomar ese puesto, el de estelar, que tan bien le sentaba, tomó sus espadas, sus pinceles, es decir sus piernas, para acabar con el humilde obrero cuando este agazapado le dijo al oído: "Hijo de Puta", "La Concha de tu Hermana". El insulto llegó al fondo del corazón del héroe francés, y no eran sólo las vulgares palabras del pobre soldadito italiano, era el hecho de que el débil Marco, que jamás había escrito una página de gloria, jamás había pintado una obra de arte magnífica (como las tantas que contaba el campeón galo) atacara con un arma tan simple, tan triste, tan deplorable como la que había desenfundado.
Zizou estaba desilusionado, esperaba enfrentar en esta, su última batalla, a las huestes más terribles que pudiera recordar, a los rivales más dignos, a los guerreros más temibles de todo el mundo. En cambio se encontraba en su momento cúlmine, con un obstáculo ordinario, como lo era el peón italiano, Marco Materazzi. Fue así como el gran guerrero, el artista, se fundió por un instante en la vulgaridad del obrero, permitiendo de esa manera que sus enemigos ganaran la guerra. Fue así como el humilde Marco, expulsó de la batalla al más magico de los artistas, dando un respiro a sus compañeros, que lograron conseguir el festejo. Más todos comprendieron, que no había festejo alguno que pudiera devolver la gloria que el Galo se había llevado, y que su nombre, era el único de aquella guerra que sería recordado a través de las eras, el de Zinedine Zidane, El Artista.

2 comentarios:

Jensen VIII dijo...

Yo a Zidane lo banco a morir. Me parece el mejor jugador de todos los tiempos. No se de su vida privada pero no es mediático como D. Armando y aparentemente de perfil bajo .. ahh y pisaba la pelota como un hijo de puta (detalle al margen). Entonces Materazzi me la puede masticar desde la ultima rugosidad hasta el último pedazo de piel arrugadita de todo mi aparato reproductor.


¡VIVA ZIZOU!

James Barrie dijo...

Y pensar que el juez de ese hecho fue un argentino. Creo que todo lo que construyó Zidane a lo largo de su carrera será eclipsado para siempre con su reacción en la final de Alemania.

En cuanto a Materazzi, me parece bien lo que hizo, al fútbol hay que ganarlo con todas las tácticas y estrategias posibles. No existe la ética... ganás o perdés.

Saludos y bienvenido al mundo del blog.